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Ensayan un dron que ‘siembra’ nubes para provocar lluvia (El Mundo)

El dron Savant pesa 24 kilos y tiene 3 metros de envergadura. KEVIN CLIFFORD

El vuelo experimental ha sido en Nevada (EEUU), azotada por la sequía

EUROPA PRESS

25/05/2016 19:46

Un avión no tripulado ha probado por primera vez con éxito la conocida como ‘siembra’ de nubes, con la que los científicos pretenden provocar lluvia en épocas de sequía. El vuelo experimental, de Desert Research Institute (DRI) se ha llevado a cabo en Nevada (Estados Unidos).

Este dron, conocido como Savant, alcanzó una altitud de más de 120 metros y voló durante aproximadamente 18 minutos. “Es un gran logro”, ha apuntado el científico principal del proyecto, Adam Watts, experto en aplicaciones ecológicas y de recursos naturales.

Este proyecto, primero en su tipo, está ayudando al Estado de Nevada abordar los impactos continuos de sequía y a explorar soluciones innovadoras para luchar contra la ausencia de recursos, tales como aumentar el abastecimiento de agua regionales.

El equipo de investigación lleva más de 30 años de investigación y experiencia en la modificación del clima con experiencia probada en operaciones de fabricación aeroespacial y de vuelo de aviones no tripulados, según apunta el DRI en su página web.

“Hemos alcanzado otro hito importante en nuestro esfuerzo por reducir los riesgos y los costes en la industria de la siembra de nubes y ayudar a mitigar los desastres naturales causados por la sequía, el granizo y la niebla extrema“, ha señalado el CEO de la asociación de aviones no tripulados de América, Mike Richards.

“Con una envergadura de 3 metros de ancho y unos 24 kilos de peso, Savant es el vehículo perfecto para llevar a cabo este tipo de operaciones, debido a su perfil de vuelo superior, el tiempo que permanece en el aire y su resistencia al viento y a otras condiciones climáticas adversas”, ha apuntado Richards.


¿Quién está disolviendo las nubes en Andalucía?

Miguel del Pino, de Asaja Granada, muestra una foto de una de las avionetas. M. RODRÍGUEZ

La patronal agraria Asaja denuncia la ‘siembra’ de yoduro de plata

Piden que su actividad esté regulada por ley para evitar los daños

RAMÓN RAMOS, Granada

07/04/2016 19:31

No es leyenda urbana ni ciencia ficción: las avionetas ‘rompenubes’ existen y su actividad es dañina para los cultivos en las zonas en las que actúan. El último episodio tiene lugar fecha y hora. Fue detectado el pasado lunes día 4 a las 15,50 horas en la comarca granadina del Marquesado. Ese día el pronóstico del tiempo anunciaba lluvias de hasta 30 litros por metro cuadrado y las nubes negras que presidían los cielos parecían certificar el augurio. A la hora citada apareció por el norte una avioneta, sobrevoló la comarca de Este a Oeste y desapareció. Las nubes cambiaron de color, del blanco al negro, y sus efectos de lluvia se quedaron en solo seis litros por metro cuadrado, apunta Luis Ramírez, un agricultor de Huéneja afectado por la actividad de estos vuelos ‘fantasma’.

El efecto cromático en las nubes y su consecuente disminución en la descarga de unas lluvias muy esperadas en la comarca tiene una explicación para los agricultores: la ‘siembra’ entre las nubes de yoduro de plata, una sustancia química actúa cristalizando el agua condensada en las nubes.

Asaja, organización patronal agraria, ha estallado contra esta práctica, que no es exclusiva de la provincia de Granada y se enmarca en los posibles intereses de empresas de energía solar y grandes extensiones agrarias, habitualmente instaladas en las zonas donde actúan las avionetas: el Levante español y también Soria.

La organización ha iniciado una recogida de firmas que aspira a reunir las 500.000 necesarias para promover una iniciativa legislativa que prohíba por ley estas intervenciones ‘rompenubes’ que alteran los ciclos hidrológicos, agravando la sequía y dañando los cultivos.

Los pastos para animales, afectados

En esta línea se constituyó el pasado año la Plataforma para la Defensa del Medio Ambiente y la Naturaleza de la Comarca del Marquesado y del Río Nacimiento, donde la acción de las avionetas ‘rompenubes’ está afectando a los cultivos de cereales y almendros, perjudicando además al crecimiento de los pastos para alimentación del ganado.

Asaja advierte de que la posible intervención en la fase atmosférica del ciclo integral del agua está recogida en la Ley de Aguas y en el Reglamento del Dominio Público Hidráulico con la finalidad de evitar precipitaciones en forma de granizo o pedrisco que causen daños.

En los llanos del Marquesado y otras zonas limítrofes como Guadix, Gor, Los Montes Orientales y río Nacimiento, Almería, una extensión de terrenos cultivables que abarca más de 30.000 hectáreas, están acostumbradas al ruido de avionetas de baja altitud ocultas entre las nubes cuando hay aviso de tormenta, “y es un hecho que desde hace cinco años allí no cae apenas agua”, relata el presidente provincial de Asaja, Manuel del Pino.

En esa zona, el cultivo del cereal ha desaparecido porque cosecha era cero e intentan salvar la actividad agrícola transformando las hectáreas baldías en almendro, más resistente y con mejores posibilidades técnicas de producción, y la ganadería extensiva también se resiente por la ausencia de pastos. Son tierras áridas, pero con la intervención artificial en el régimen de lluvias que se está practicando en ellas, “legal o no”, se están desertizando aun más.

El vuelo de las avionetas ‘rompenubes’ fue detectado en el norte de la provincia de Granada a mediados de los años 90, en plena sequía. Su actividad se ha reanudado en los últimos cinco años. La denuncia de los agricultores ante la Guardia Civil no ha dado fruto porque no es obligatorio comunicar los vuelos a menos de 3.000 metros de altura y se trata, además, de una práctica permitida y regulada en las leyes españolas con la finalidad de evitar precipitaciones en forma de granizo o pedrisco que causen daños.

Asaja asegura que los gobiernos conocen esta práctica pero “no aclaran ciertas cuestiones, como de dónde proceden, quién está detrás y qué intereses se buscan, sean compañías de seguros que pretenden evitar indemnizaciones, grandes corporaciones que quieren proteger sus cultivos, empresas de energía solar, la industria farmacéutica o incluso temas de seguridad”.

Sabesp faz investimento milionário em questionada técnica para fazer chover (UOL)

Thamires Andrade*

Do UOL, em São Paulo

28/05/201512h09

Até o fim deste ano, a Sabesp terá repassado R$ 12,5 milhões sem ter feito uma licitação

Até o fim deste ano, a Sabesp terá repassado R$ 12,5 milhões sem ter feito uma licitação (Lucas Lacaz Ruiz/Estadão Conteúdo)

Enquanto alega necessidade de “garantir o equilíbrio econômico-financeiro” para justificar a alta na conta de água, a Sabesp (Companhia de Saneamento Básico do Estado de São Paulo) mantém um negócio de mais de R$ 8 milhões com a ModClima, uma empresa que oferece uma técnica de indução de chuvas artificiais. Especialistas ouvidos pelo UOL dizem, porém, que o método não é eficaz.

De acordo com documentos da Sabesp obtidos via Lei de Acesso à Informação, a companhia já fechou quatro contratos com a empresa. Nos dois mais recentes, assinados no ano passado, a Sabesp já pagou R$ 2,4 milhões de um total de R$ 8,1 milhões previstos para fazer chover nos sistemas Cantareira e Alto Tietê, os mais afetados pela crise da água na região metropolitana de São Paulo.

Nos dois anteriores, com vigência 2007/2008 e 2009/2013, respectivamente, foram repassados R$ 4,3 milhões — já somados os reajustes. Desde 2007, portanto, a ModClima recebeu quase R$ 7 milhões da Sabesp.

Até o fim deste ano, a Sabesp terá repassado R$ 12,5 milhões sem ter feito nenhum tipo de contrato de licitação. A empresa alega que não era necessário abrir esse processo, pois a ModClima possui “patente de tecnologia utilizada”. Ou seja, ela seria a única empresa detentora desse tipo de tecnologia e, consequentemente, a única capaz de prestar o serviço.

Para o professor livre-docente do IAG-USP (Instituto de Astronomia, Geofísica e Ciências Atmosféricas da Universidade de São Paulo) Augusto Jose Pereira Filho, a Sabesp contratou a empresa para não ser acusada de não fazer nada diante da crise de abastecimento de água.

“Foi dinheiro jogado fora. Era melhor utilizar essa verba para outros objetivos, como campanhas de conscientização e redução de perda de água, do que usar em técnicas que ainda não têm comprovação científica”, afirma.

A técnica

A tecnologia, utilizada pela ModClima, é chamada de semeadura e é realizada com um avião que lança gotículas de água dentro da nuvem para acelerar sua precipitação.

As gotas ganham volume e, quando estão pesadas o suficiente, a chuva localizada acontece. Segundo a empresa, chove de 5 a 40 milímetros. O tempo de semeadura dura entre 20 e 40 minutos.

“A semeadura consiste em imitar o processo de crescimento dos hidrometeoros [meteoros aquosos] que, quando atingem o tamanho correto dentro da nuvem, provocam a precipitação. Um avião lança dentro da nuvem gotículas de gelo, cristais ou outra partícula – de acordo com o tipo desta nuvem [quente ou fria] – para acelerar o início da chuva, mas para isso é necessário estar no lugar certo e na hora certa”, explica o professor Carlos Augusto Morales Rodriguez, do Departamento de Ciências Atmosféricas do IAG-USP.

A nuvem deve ter uma densidade adequada para que ocorra a precipitação, mas, segundo Rodriguez, a meteorologia tem dificuldades para identificar as nuvens em condições para a efetivação do processo.

“O radar meteorológico usado pela empresa contratada pela Sabesp não é capaz de identificar a nuvem que está em processo de precipitação, mas, sim, as nuvens que já estão chovendo. Portanto a técnica da empresa é ineficaz, já que, quando o avião entra na nuvem, ela já está chovendo”, explica Rodriguez.

Rodriguez afirma ainda que a empresa fez a semeadura no sistema Cantareira como se o local tivesse nuvens do tipo quente. “O Estado de São Paulo é composto por nuvens frias e, para acelerar a precipitação, era necessário uma técnica adequada para esta região, como o uso de iodeto de prata e gelo seco”, explica.

Tanto Rodriguez quanto Pereira Filho fizeram avaliações independentes do trabalho da empresa e concluíram que a técnica não tinha a eficácia desejada.

“Em uma avaliação de 2003/2004 constatamos que a técnica não funcionou, mas mesmo assim a Sabesp contratou a empresa novamente”, diz Filho. “Fui convidado pelo diretor da Sabesp para conversar com os representantes da ModClima e, durante a reunião, os relatos eram descabidos do ponto de vista científico.”

Ele também questiona os resultados da técnica no ano passado. De acordo com o documento da Sabesp obtido via Lei de Acesso à Informação, só no ano passado a técnica induziu precipitação de 25 hm³ (hectômetro cúbico, o equivalente a 25 bilhões de litros) no sistema Cantareira e 6 hm³ no sistema Alto Tietê (equivalente a 6 bilhões de litros).

“Relatos da Sabesp diziam que houve aumento de 30% de chuvas nos sistemas por causa da técnica, mas a porcentagem e os resultados são duvidosos, pois não é fácil medir de que maneira a semeadura contribuiu de fato para aumentar a precipitação local”, argumenta Filho.

Procurada, a empresa ModClima informou que sua comunicação atual está concentrada na Sabesp e que não responderia as perguntas da reportagem.

A Sabesp não indicou nenhum representante para explicar a contratação dos serviços para provocar chuvas artificiais nem respondeu questões complementares enviadas pelo UOL. *Com colaboração de Wellington Ramalhoso

Calgary hail storm: Cloud seeding credited for sparing city from worse disaster (The Calgary Herald)

‘The storm was a monster,’ says weather modification company

BY THANDI FLETCHER, CALGARY HERALD AUGUST 14, 2012

Paul Newell captured dramatic images in the Bearspaw area of northwest Calgary just before the start of the hailstorm on Sunday, Aug. 12, 2012.

Paul Newell captured dramatic images in the Bearspaw area of northwest Calgary just before the start of the hailstorm on Sunday, Aug. 12, 2012. Photograph by: Reader photo , Paul Newell

A ferocious storm that hammered parts of Calgary with hail stones larger than golf balls late Sunday, causing millions of dollars worth of damage, could have been much worse if cloud-seeding planes hadn’t attempted to calm it down.

“The storm was a monster,” said Terry Krauss, project director of the Alberta Severe Weather Management Society, which contracts American-based company Weather Modification Inc. to seed severe weather clouds in Alberta’s skies. The society is funded by a group of insurance companies with a goal of reducing hail damage claims.

Before the storm hit, Krauss said, the company sent all four of its cloud-seeding aircraft into the thick and swirling black clouds. The planes flew for more than 12 hours, shooting silver iodide, a chemical agent that helps limit the size of hail stones, at the top and base of the clouds, until midnight.

But despite the heavy seeding, golf-ball-sized hail stones pelted parts of Calgary late Sunday night, causing widespread damage to cars and homes.

“This one was a beast. It took everything we threw at it and still was able to wreak some havoc,” said Krauss. “I believe if we hadn’t seeded, it would have even been worse.”

Northeast Calgary was worst hit by the storm, where the hail was between five and six centimetres, said Environment Canada meteorologist John Paul Craig. Other parts of the city saw toonie-sized hail from a second storm system, said Craig.

Craig said Sunday’s storm was worse than Calgary’s last major hailstorm, which saw four-centimetre hail stones, in July 2010.

“These hail stones were just a little bit bigger,” he said.

At Royal Oak Audi in the city’s northwest, broken glass from smashed windows littered the lot Monday morning. Of the 85 new and used cars on the lot, general manager Murray Dorren said not a single car was spared from the storm.

“It’s devastating — that’s probably the best word I can come up with,” he said. “It’s unbelievable that Mother Nature can do this much damage in a very short time. I think it probably took a matter of 10 minutes and there’s millions of dollars worth of damage.

Dorren estimated the damage at about $2 million. Across the lot, the dinged-up vehicles looked like dimpled golf balls from the repetitive pounding of the sizable stones. Some windows and sunroofs were shattered, while others were pierced by the heavy hail.

“They look like bullet holes right through the windscreen,” salesman Nick Berkland said of the damage.

Insurance companies and brokers were inundated with calls all day as customers tried to file claims on their wrecked cars and homes.

Ron Biggs, claims director for Intact Insurance, said it’s too early to tell how many claims the hail event will spurn, although he said they received about two to three times their normal call volume on Monday.

Biggs said the level of damage so far appears to be similar to the July 2010 hailstorm, when Intact received about 12,000 hail damage claims.

Chief operating officer Bruce Rabik of Rogers Insurance, which insures several car dealerships in Calgary, said the damage is extensive.

“It’s certainly a bad one,” he said. “We’ve had one dealership, which they estimate 600 damaged cars. A couple other dealerships with 200 damaged cars each.”

Rabik said claims adjusters are overwhelmed with the volume of claims. He urged customers to be patient as it may take a day or two as insurance workers make their way to each home.

Shredded leaves, twigs and broken branches blanketed pathways along the Bow and Elbow rivers as city crews worked to clear them, said Calgary parks pathway lead Duane Sutherland.

“This was the worst that I’ve seen,” said Sutherland.

Once daylight broke Monday, Royal Oak resident Satya Mudlair inspected the exterior of his home, which was riddled with damage. “Lots of holes in the siding, window damage to the two bedroom windows, and the roof a little bit,” he said.

The apple tree in his backyard has also lost about half its apples, he said. Fortunately, his car was parked inside the garage and was spared any dents.

Mudlair said his insurance company told him it would take two or three weeks before the damage would be repaired. “There’s a big pile of names ahead of me,” he said.

Mudlair’s wife, Nirmalla, had just fallen asleep when she was awoken by the sound of hail stones hitting the roof.

“It was very bad. It was like, thump, thump,” she described the pelting sound. “We got scared and I kept running from room to room.”

Cloud-seeding expert Krauss said Calgary has experienced more severe weather than usual this year, although Sunday’s storm was by far the worst.

“It has been a very stormy year,” he said.

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